Un nuevo mes comenzó, y el fin del verano se empieza a notar. Había que aprovechar lo que quedaba de tiempo libre para más excursiones refrescantes. Un par de ríos para refrescar marchando.
Empezaré hablando de la excursión del fin de semana anterior. No es nada novedosa para mi padre ni para mí, ya que nos fuimos al Río Verde, donde los dos ya habíamos ido con mi madre y una compañera más (la primera visita está relatada varias entradas atrás), junto con Zenia y Nacho. Desafortunadamente, mi padre vio a algunas personas por ahí y temía que la poza, donde los dos estuvimos en la visita anterior, estuviera llena de gente, por lo que prefirió aparcar el coche cerca de los demás y quedarse en ese mismo sitio.
Aquí tenéis las aguas del río dirigiéndose hacia el mar, por una ruta todavía larga.
No es lo mismo que la poza, es poco profunda. Tras un buen rato ahí, decidimos volver a casa, pero no sin antes beber de una de las diversas fuentes de las montañas situadas en la carretera.
Hice un par de amigos reptilianos durante el camino. Aunque parezcan el mismo, creedme, no lo eran. Lo sé porque vi al primero en el mismo sitio en el que estaba cuando lo encontré.
Para nuestra sorpresa, ya no hay fuente, aunque los caños de agua siguen ahí y el agua aún se puede beber.
En este fin de semana pasado tocó visitar un río más para un último baño: el Río Genal. Durante la puesta en marcha avisté a este curioso huésped que resultaba ser mi compañero de habitación. Lo dejé libre tras la captura.
Un largo recorrido en coche nos llevó por fin a dicho río. Cerca se sitúa un camping, en cuya entrada hay un buzón con un gracioso gato.
Y aquí tenéis el río. A mojarse los pies se ha dicho.
No, en serio. Había que mojarse los pies incluso antes de bañarse. No había mucho terreno seco por donde pasar, salvo unos puentes de roca que servían de presas, e incluso esos no eran muchos.
Hora del baño. La zona no era exactamente tranquila que digamos; había pececillos que mordían.
A Nacho no le gusta el agua fría, por razones que sólo él puede entender.
Y así terminan nuestras vacaciones de verano, por todo lo alto.
Bueno... Más bien, por todo lo bajo...
Hoy será el primer día de colegio de Nacho y la vuelta al trabajo de mi padre; yo empezaré mi nueva etapa de instituto en unos días, y Zenia seguirá con su empleo. En cuanto a vosotros, disfrutad lo que os quede de verano.
¡Eso es todo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario