Nos fuimos los dos, junto con Zenia y mi hermano pequeño Nacho, a dar un paseo por los alrededores del Río Guadalmina. Avistamos un par de equinos, aunque no fueron los únicos animales que vimos.
La lluvia escasea hoy en día. Ni los diluvios bastan para llenar ni presas ni pantanos. He aquí una vista panorámica de la parte principal del río.
Casualmente, la presa forma parte del Sendero de las Libélulas del Guadalmina, nuestra ruta del mes.
No andábamos apresurados. Sólo estábamos cambiando de aires.
Necesitaba capturar esta perspectiva. Las perspectivas siempre dan sensación de misterio y curiosidad por saber qué hay más allá del camino.
El sendero continúa. Estas son las vistas de la presa desde el primer banco.
La Calera. Esto era un horno para hacer cal.
El camino nos habría llevado a un pueblo, por lo que decidimos dar la vuelta.
Nos dirigimos a Benahavís para almorzar en el restaurante favorito de mi abuelo materno. Hice una excelente elección; bien satisfechos tras tremendo atracón, volvimos al coche para regresar a casa, pero no sin antes pasar por un balcón que mi padre nunca había visto antes.
Zenia estaba asustada. Pensaba que la estructura se derrumbaría bajo sus pies.
Hace un frío gélido en el exterior, y no es recomendable estar en poblados cercanos a la sierra por la tarde. Abrigaos bien si queréis hacer turismo o alguna excursión más compleja.
¡Eso es todo!
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