1 jul 2015

No se puede combatir el fuego sin fuego, aunque con eso no se juega

Además de que todo el título tiene razón, hace referencia a la anécdota que os voy a contar sobre el día de San Juan que tuvimos mis padres y yo.

Todo empezó con decepciones... Cuando la gente iba a la calle Magallanes para ver la hoguera de San Juan, resultó que no había ninguna esta vez.

Pero siempre nos quedaba la playa, ya que ahí sí que había hogueras, como esta de aquí.


También había gente que lanzaba farolillos chinos al cielo. Tuve la suerte de captar a uno y a la Luna, de tal forma que parecieran ojos.


Si algunas personas aún no fueron a la playa o fueron pero no se metieron en el mar, este era el día perfecto para hacer ambas cosas a la vez, al menos para meter los pies en el agua (una forma tradicional de divertirse, aunque hubo gente que metía mucho más que los pies).


Impresionante salto que di en la hoguera que se muestra al principio. Tal como se muestra aquí, me quedé con una pose bastante extraña y con los pies flotando, con la suerte de no quemármelos.


Después de todo esto, decidí ayudar a sus creadores a mantenerla activa (lo que lo hacía un juego, aunque ya sabemos lo segundo que he dicho en el título). Creamos nuestra propia tribu temporal y les dimos un nombre a ella y a la hoguera (fueron ideas mías, qué cosas...).

Por desgracia, aunque no pudimos estar mucho tiempo así, fue divertido mientras duró.

¡Eso es todo!