20 jul 2020

Agua a mansalva

Hoy voy a hablar de fuentes y de puentes, para hacer una rima. Tres fuentes y tres puentes vistos ayer, para ser más concreto. Así conoceréis otro lugar donde refrescaros en este siempre caluroso verano.


Miguel Ángel ataca de nuevo. Esta vez, mi padre y yo acompañamos a él, a Montse, a Mónica, a su perrita Meli y a un compañero más por una ruta en Arriate que ni estaba seca ni estaba mojada, aunque, en realidad, el agua pasaba por debajo de los puentes. Y ahora, permitidme presentaros a las dos primeras fuentes que nos encontramos por el camino:


Primera fuente: Fuente de los Cañolillos. Fuera de servicio.



Segunda fuente: Fuente de la Tejilla. En servicio.



La segunda fuente no está lejos de la primera, así que no os preocupéis si os entra sed pero podéis aguantar hasta este punto.


Pasado el primer puente, llegamos al segundo enseguida. Montse quiso ser inmortalizada en él junto con Meli, y yo lo hice encantado.



Caso similar para mi padre, pero él no quiso mostrar su sonrisa que llevaba tras la mascarilla reglamentaria por la situación actual.



Tras un pequeño recorrido, acompañado del compañero...



...nos encontramos con dos compañeros más. Ellos no nos siguieron a nosotros, sino a su propio rumbo. Esta vez, mi padre sí quiso mostrar su sonrisa.



Ya estábamos en el segundo puente. Montse decide inmortalizarse con Meli en este también.



Miguel Ángel se une al grupo. Montse no duda en mostrar su sonrisa a su lado.



Y mi padre los echa a patadas, volviendo a mostrar su sonrisa para expresar su triunfo.



Habíamos visto un cartel sobre un busto que hay en una pared de la montaña (a lo Monte Rushmore). Desafortunadamente, la vegetación lo escondía desde donde andábamos nosotros, así que no hay foto del busto. A menos que os salgáis del trayecto (lo cual no me parecería muy seguro, por la vegetación), no podréis verlo en persona.


Mónica no podía andar más, así que Montse, Meli y el compañero decidieron quedarse en este sitio. Miguel Ángel, mi padre y yo reanudamos la ruta. Como podéis ver, mi padre necesitaba aire fresco; tuvimos la suerte de que no había mucha gente para disfrutarlo.



Cuando nos aproximamos a la autopista, que estaba debajo de nosotros, paramos para desayunar y dimos la vuelta. Nuestros compañeros seguían en el mismo sitio, disfrutando del agua del río. Tras un breve descanso y el avistamiento de un hombre que se cayó por accidente a una "cama" de espinas (el accidente fue leve; el hombre está bien), seguimos andando.


Montse y Meli tenían muchas ganas de terminar la ruta ya, pasando por el primer puente con alegría por saber que el fin de la trayectoria estaba cerca.



Para rematar la aventura, pasamos por una venta para comer. Cerca está la "ansiada" tercera fuente.



Y listo. Cogimos el coche y volvimos a casa. Aseguraos de llevar agua encima, pero es mejor si aguantáis hasta la segunda fuente, para no gastar mucha, que hay gente que no es tan afortunada como nosotros.


¡Eso es todo!