4 nov 2022
Aventuras de la Muerte en el Puerto
28 oct 2022
Labores y ordenadores
Para trabajar, hay que tener experiencia laboral. Para tener experiencia laboral, hay que trabajar. Dicen que esto es un círculo vicioso, y bien cierto que es, pero puede haber otras alternativas para poder trabajar.
Os adelanto que esto no va sólo de la vida laboral; hay mucho más que contar más allá de las labores. Pero empezaré por lo importante.
Durante mi vida, he pasado por campamentos y clases particulares de verano. Pero ¿por un curso donde se aprenden cosas relativamente nuevas en verano? Nunca, hasta ahora. Me he visto obligado a inscribirme en un pequeño módulo por la tarde de Operaciones de Grabación y Tratamiento de Datos y Documentos, lo que viene siendo algo de Administración y Empresa, dadas mis habilidades informáticas. Tras un papeleo significante, lo empecé incluso antes de terminar Bachillerato, lo cual no me pareció normal, ya que el inicio podría haber tenido lugar unos pocos días después perfectamente.
Al menos el Equipo Directivo y Educativo, y los compañeros de clase fueron simpáticos conmigo. Pasamos por una primera fase con una profesora distinta a la que nos tenía que instruir, ya que ésta no estaba disponible durante cierto período de tiempo. Aquí me tenéis con el grupo; la profesora estaba situada a mi lado.
Terminamos con ella con una cena de grupo. Se podría considerar como la Última Cena, ya que este restaurante se cerró días después.
Se fue la profesora para no volver. Ya nos enseñó todo lo que nos tenía que enseñar sobre el mundo laboral. Aquí empezaría la diversión con la profesora nueva; basta con vernos a mí y al compañero con el que más me he relacionado y al que le gustaba que lo considerase como mi segundo padre.
Lo llaman Don Massimo "el Conflictivo". Pero eso es sólo en situaciones tensas, y lo demostró; en el fondo, es un buen hombre. Un hombre en contacto con la paz interior (sesiones de meditación los viernes). E italiano. Doy gracias a los italianos por lo que han hecho por nosotros. Aprovechando sus habilidades artísticas, le pedí que me dibujase una de las cosas que más me gustan en la historia de este universo: dragones.
Primer intento. Este podría ser él.
Segundo intento. Este podría ser yo (si no fuera porque ya soy un gato), acorde a la dedicatoria "To my best son!!" ("¡¡A mi mejor hijo!!")
Cuatro meses pasaron como si nada. Pero el módulo aún no se había acabado, y yo tuve que empezar a hacer el Ciclo de Formación Profesional de Grado Superior en Administración de Sistemas Informáticos en Red. Además, faltaban las prácticas, y no todos tuvieron fácil conseguir entrar en sitios para realizarlas.
Al menos terminamos la parte teórica entera. Y con una Última Cena de verdad, con un "Amigo Invisible" de por medio debido a que no llegábamos a Navidad. Yo no quise participar en el juego, pero se negaron a dejarme con las manos vacías de todos modos. Conociéndome bien, me regalaron algo que yo no esperaba: un dragón de peluche. Su nombre es Knuffi; viene de "knuffig", que significa "de peluche" en alemán.
Algunos de los compañeros no estuvieron presentes en la cena. Comparad estas fotos de grupo con las dos anteriores y sabréis quiénes faltan.
12 sept 2022
Río abajo
Un nuevo mes comenzó, y el fin del verano se empieza a notar. Había que aprovechar lo que quedaba de tiempo libre para más excursiones refrescantes. Un par de ríos para refrescar marchando.
Empezaré hablando de la excursión del fin de semana anterior. No es nada novedosa para mi padre ni para mí, ya que nos fuimos al Río Verde, donde los dos ya habíamos ido con mi madre y una compañera más (la primera visita está relatada varias entradas atrás), junto con Zenia y Nacho. Desafortunadamente, mi padre vio a algunas personas por ahí y temía que la poza, donde los dos estuvimos en la visita anterior, estuviera llena de gente, por lo que prefirió aparcar el coche cerca de los demás y quedarse en ese mismo sitio.
Aquí tenéis las aguas del río dirigiéndose hacia el mar, por una ruta todavía larga.
No es lo mismo que la poza, es poco profunda. Tras un buen rato ahí, decidimos volver a casa, pero no sin antes beber de una de las diversas fuentes de las montañas situadas en la carretera.
Hice un par de amigos reptilianos durante el camino. Aunque parezcan el mismo, creedme, no lo eran. Lo sé porque vi al primero en el mismo sitio en el que estaba cuando lo encontré.
Para nuestra sorpresa, ya no hay fuente, aunque los caños de agua siguen ahí y el agua aún se puede beber.
En este fin de semana pasado tocó visitar un río más para un último baño: el Río Genal. Durante la puesta en marcha avisté a este curioso huésped que resultaba ser mi compañero de habitación. Lo dejé libre tras la captura.
Un largo recorrido en coche nos llevó por fin a dicho río. Cerca se sitúa un camping, en cuya entrada hay un buzón con un gracioso gato.
Y aquí tenéis el río. A mojarse los pies se ha dicho.
No, en serio. Había que mojarse los pies incluso antes de bañarse. No había mucho terreno seco por donde pasar, salvo unos puentes de roca que servían de presas, e incluso esos no eran muchos.
Hora del baño. La zona no era exactamente tranquila que digamos; había pececillos que mordían.
A Nacho no le gusta el agua fría, por razones que sólo él puede entender.
Y así terminan nuestras vacaciones de verano, por todo lo alto.
Bueno... Más bien, por todo lo bajo...
Hoy será el primer día de colegio de Nacho y la vuelta al trabajo de mi padre; yo empezaré mi nueva etapa de instituto en unos días, y Zenia seguirá con su empleo. En cuanto a vosotros, disfrutad lo que os quede de verano.
¡Eso es todo!