4 nov 2022

Aventuras de la Muerte en el Puerto

O algo así. Del autor de "Aventura en el Amazonas", llega la secuela que nadie sabía que llegaría tan pronto.

Habiendo terminado el módulo del que os hablé en la entrada anterior, tenía que ser recompensado. Me tocó ir de viaje. A uno de los mejores parques de atracciones del mundo, precisamente al que había estado deseando ir desde hace años: PortAventura. En temporada de Halloween.

Fue cuestión de ir con mi hermana mayor Teresa, coger un avión, además de autobuses, y hospedarse en un hotel. Todo eso mereció la pena con tal de estar cerca de la mascota más reconocida del parque, y uno de mis personajes de dibujos animados favoritos.

"Guess who?" ("¡Adivina quién soy!")


Así es. Woody Woodpecker, también conocido aquí en España como el Pájaro Loco (o, en algunas ocasiones, Loquillo). Estaba en todas partes, y eso no me pareció ningún problema en absoluto. Sin embargo, dada dicha temporada, había más que pájaros carpinteros...

"It's the Great Pumpkin, Charlie Brown!" ("¡Es la Gran Calabaza, Carlitos!")


Había mucho que ver. Mucho. Y muchas atracciones en las que montarse. Pero la parte más importante de nuestro primer día de viaje fue el almuerzo, ya que Teresa hizo una reserva en la llamada Posada de Halloween, donde se sirvió un menú junto con un espectáculo de lo más espeluznante, cortesía de la mismísima familia Add... Quiero decir, Halloween.

Estaban todos: Lurch (que, sorprendentemente, era más hablador de lo normal y lo acompañaba un vaquero zombi no presente en la foto), Gómez, su hermano Fétido, Miércoles (que por poco me mata) y Morticia. Pero faltó Pugsley, que tuvo un... "problema de bricolaje".


Y si la familia no nos mataba, ahorcarnos podría haberlo hecho. Y esto os lo dice un tanatofóbico (le tengo miedo a morir, no a la muerte)...


He de decir que yo acabaría montando en más atracciones que Teresa, ya que ella ya no tiene el mismo valor para tantas emociones que yo. Eso sí, al tratarse de un parque de atracciones, las esperas parecían eternas; los tiempos de espera son de aproximadamente dos horas como máximo incluso justo después de la apertura del parque.

Pasó un día y llegó el siguiente. Tocó día de carreras en Ferrari Land, otro parque de atracciones que forma parte de PortAventura y que está dedicado a la marca de los coches más rápidos que existen.


¿Veis las dos atracciones altas de la derecha? Tras un simulador de vuelo, me tocó pasar por ellas yo solo. Nunca antes me había montado en unas atracciones tan veloces. Para empezar, las llamadas Thrill Towers.


Me subí a la más suave sin ser consciente de ello. No obstante, sin importar la torre, eso sólo era el calentamiento; después del almuerzo, tocó el plato fuerte.


La montaña rusa más alta y más rápida de Europa se situaba tras esa entrada. A la izquierda se situaban las gradas para hacerla más auténtica. Y si aún no me creéis, fijaos en los pelos que se me quedaron tras la carrera. Incluso debo deciros que hace falta ponerse unas gafas que proporcionan tras la fila para montarse aquí.

El resto de las atracciones ya no eran ni serían lo mismo comparada con esta.


Volviendo al parque principal, tenía que chocarle la mano a Woody por mi gran logro. En la otra tenía la prueba de que pasé por tremenda experiencia.


Teresa y yo seguimos deambulando por las atracciones. En una de ellas encontré una lagartija que, curiosamente, carecía de cola.


Y anduvimos por China. Qué casualidad que Woody, Winnie y Splinter (faltaba Knothead) estuvieran por ahí también...


...por no hablar de un jardín de osos panda.


También había una fuente de un dragón oriental.


Era el Día de Muertos, así que tenía que caer en picado de esta torre derrumbada y situada en México, por respeto a los mexicanos que también cayeron. Como dato curioso, Teresa y yo nos hospedamos en El Paso, que está ambientado en el México colonial.


El tiempo iba volando al igual que las atracciones iban zumbando. En la última a la que me dirigí, toda la gente se detuvo porque la atracción fue parada por un espectáculo nocturno, con tan buena suerte que yo ya estaba al final de la fila, por lo que estaba cerca del balcón, donde pude obtener las mejores vistas de los fuegos artificiales.

Aquí tenéis el antes y el después de la explosión final.


Otro día más aprovechado. Y pasamos al siguiente y último con las vistas desde el balcón de la habitación donde Teresa y yo fuimos situados.


Para mí era muy importante hacerle una foto a la estatua dorada de Woody de la fuente de la entrada de PortAventura. Y tenía que ser perfecta; la gente se movía, y Woody, también. Era la hora de apertura.


Teresa y yo nos dirigimos a la última y única atracción en la que nos montaríamos los dos en este día: Dragon Khan, situada en China. Teresa ya se había montado aquí hace 18 años.


Aquí la tenéis en todo su esplendor. La otra montaña rusa es Shambhala, a la cual no daba tiempo a montarse...


...y no fui capaz de hacerlo porque me entró un gran mareo tras el vuelo del dragón.

Llegó la hora de irse de PortAventura. Para coger el autobús, había que pasar por otro hotel. Justo antes de eso hay un pueblo del Lejano Oeste (que hace honor al ambiente en el que está situado, Far West, que es lo que significa "Lejano Oeste" en inglés).


"It's the Worst Pumpkin, Charlie Brown!" ("¡Es la Peor Calabaza, Carlitos!")


¡Otra calabaza!


Durante la espera, avisté este curioso espécimen de escarabajo.


Tras un buen rato de espera al autobús, Teresa y yo comenzamos a despedirnos de PortAventura y de las tierras que lo rodean.


Sólo se nos olvidó algo muy crucial... Visitar la Casa de Woody. Eso es algo que nunca me perdonaré. Por favor, hacedlo por mí; os lo agradecería. De paso, hacedlo cuando tengáis suficiente tiempo libre para visitar este sitio propio de otro mundo.

¡Eso es todo!

28 oct 2022

Labores y ordenadores

Para trabajar, hay que tener experiencia laboral. Para tener experiencia laboral, hay que trabajar. Dicen que esto es un círculo vicioso, y bien cierto que es, pero puede haber otras alternativas para poder trabajar.


Os adelanto que esto no va sólo de la vida laboral; hay mucho más que contar más allá de las labores. Pero empezaré por lo importante.


Durante mi vida, he pasado por campamentos y clases particulares de verano. Pero ¿por un curso donde se aprenden cosas relativamente nuevas en verano? Nunca, hasta ahora. Me he visto obligado a inscribirme en un pequeño módulo por la tarde de Operaciones de Grabación y Tratamiento de Datos y Documentos, lo que viene siendo algo de Administración y Empresa, dadas mis habilidades informáticas. Tras un papeleo significante, lo empecé incluso antes de terminar Bachillerato, lo cual no me pareció normal, ya que el inicio podría haber tenido lugar unos pocos días después perfectamente.


Al menos el Equipo Directivo y Educativo, y los compañeros de clase fueron simpáticos conmigo. Pasamos por una primera fase con una profesora distinta a la que nos tenía que instruir, ya que ésta no estaba disponible durante cierto período de tiempo. Aquí me tenéis con el grupo; la profesora estaba situada a mi lado.



Terminamos con ella con una cena de grupo. Se podría considerar como la Última Cena, ya que este restaurante se cerró días después.



Se fue la profesora para no volver. Ya nos enseñó todo lo que nos tenía que enseñar sobre el mundo laboral. Aquí empezaría la diversión con la profesora nueva; basta con vernos a mí y al compañero con el que más me he relacionado y al que le gustaba que lo considerase como mi segundo padre.



Lo llaman Don Massimo "el Conflictivo". Pero eso es sólo en situaciones tensas, y lo demostró; en el fondo, es un buen hombre. Un hombre en contacto con la paz interior (sesiones de meditación los viernes). E italiano. Doy gracias a los italianos por lo que han hecho por nosotros. Aprovechando sus habilidades artísticas, le pedí que me dibujase una de las cosas que más me gustan en la historia de este universo: dragones.


Primer intento. Este podría ser él.



Segundo intento. Este podría ser yo (si no fuera porque ya soy un gato), acorde a la dedicatoria "To my best son!!" ("¡¡A mi mejor hijo!!")



Cuatro meses pasaron como si nada. Pero el módulo aún no se había acabado, y yo tuve que empezar a hacer el Ciclo de Formación Profesional de Grado Superior en Administración de Sistemas Informáticos en Red. Además, faltaban las prácticas, y no todos tuvieron fácil conseguir entrar en sitios para realizarlas.


Al menos terminamos la parte teórica entera. Y con una Última Cena de verdad, con un "Amigo Invisible" de por medio debido a que no llegábamos a Navidad. Yo no quise participar en el juego, pero se negaron a dejarme con las manos vacías de todos modos. Conociéndome bien, me regalaron algo que yo no esperaba: un dragón de peluche. Su nombre es Knuffi; viene de "knuffig", que significa "de peluche" en alemán.


Ya lo dice la canción: "Deep in the forest, the dragons will be" ("Dentro del bosque hay más de un dragón").


Algunos de los compañeros no estuvieron presentes en la cena. Comparad estas fotos de grupo con las dos anteriores y sabréis quiénes faltan.



Mujeres. ¿Qué puedo decir de ellas? Nada. Prefiero relacionarme con ellas sin importar lo tímido que sea.


Y ahí fue donde nuestros caminos se separaron. Debido al problema con la puesta en marcha de las prácticas, éstas empezaron un poco más tarde. Incluso a mí me afectó, y eso que yo ya tenía un sitio fijado.

Antes de seguir hablando de ellas, procederé a hablar de otros asuntos importantes. Conducir un coche supone un sacrificio, y es mantenerlo. Este año ha sido el primero en el que paso yo mismo la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) del coche que conduzco, que ya tiene 20 años. Y eso significa algo para mí, ya que hacerlo es toda una aventura; la estación no está cerca de casa.

Mi padre quiso acompañarme para enseñarme lo que hay que hacer durante la revisión. Sin embargo, la ida y la vuelta no fueron como yo me esperaba; en lugar de sentarse a mi lado (algo que sí haría durante la revisión), él cogió su coche y me hizo "perseguirlo". No hubo contratiempos; todo salió bien.


Por supuesto, había que celebrarlo como mi padre y yo sabemos hacerlo: con tapas.


Una de las características que los dos tenemos en común es que somos melómanos y, por lo tanto, entendemos la buena música. El protagonista de la siguiente película también es así, y sólo habla cantando.

Hay veces en las que no me callo cuando debería hacerlo. La primera vez que vi el tráiler de esta película fue horas después de que yo dijera que este año está siendo el Año del Cocodrilo para mí, debido a la cantidad de cocodrilos ficticios que he ido viendo y conociendo durante dicho período de tiempo. Se trata de una adaptación cinematográfica de una serie de dos libros para niños, así que se la recomiendo a ellos, a los demás melómanos y a los amantes de los reptiles.

Espero que esta película sea la última que haya visto antes de que cierren el cine. Van a cambiarlo.


Otro asunto más del que hablar. Una excursión del martes.

Ya que estoy estudiando Informática, había que ver algo de eso fuera del instituto, y de la ciudad. Mis compañeros de ciclo y yo nos fuimos a Málaga a ver el superordenador de nombre Picasso, entre otras cosas, como este amanecer.


El centro donde se sitúa es parte de lo que podéis ver en esta foto de grupo pre-desayuno. El chico con melena que está a mi lado es mi primo Julián, a quien ya habéis visto algunos de vosotros hace varias entradas, que está un curso por delante de mí. No obstante, por muy adelantado que esté, el primo mayor sigo siendo yo; no os dejéis engañar por su apariencia.


Vista trasera del centro desde un parque cercano.


Después del desayuno, nos dirigimos a una empresa de ciberseguridad, Hispasec. Ahí nos enseñaron sobre, obviamente, ciberseguridad.


En esta empresa trabaja un exalumno del instituto. Podéis verlo delante de mí, de mis compañeros de ciclo y de la tutora de mi curso en esta foto de grupo post-desayuno.


Se acabó la excursión. Volvamos al tema de las prácticas del módulo.

Soy afortunado por tener a una familia que se asegura de que yo tenga el mejor futuro posible. Tuve la suerte de que se me hubiera encomendado una tarea que me permitiera conocer a la persona que se convertiría en mi jefa: la abogada de mi padre. Eso me abrió la puerta, literalmente, ya que no le importó abrir su gabinete por la tarde por mí para superar el módulo con creces. Es más, instantáneamente, me ha enseñado cosas que, según ella, se aprenden "durante dos semanas".

La amistad, eso que nos une. Gracias, jefa.


Y aquí acabó la cosa. En general, ha durado cinco meses. En el caso de algunos de mis compañeros, está durando más tiempo, ya que empezaron sus prácticas más tarde. Buena suerte, becarios restantes.

¡Eso es todo!

12 sept 2022

Río abajo

Un nuevo mes comenzó, y el fin del verano se empieza a notar. Había que aprovechar lo que quedaba de tiempo libre para más excursiones refrescantes. Un par de ríos para refrescar marchando.


Empezaré hablando de la excursión del fin de semana anterior. No es nada novedosa para mi padre ni para mí, ya que nos fuimos al Río Verde, donde los dos ya habíamos ido con mi madre y una compañera más (la primera visita está relatada varias entradas atrás), junto con Zenia y Nacho. Desafortunadamente, mi padre vio a algunas personas por ahí y temía que la poza, donde los dos estuvimos en la visita anterior, estuviera llena de gente, por lo que prefirió aparcar el coche cerca de los demás y quedarse en ese mismo sitio.


Aquí tenéis las aguas del río dirigiéndose hacia el mar, por una ruta todavía larga.



No es lo mismo que la poza, es poco profunda. Tras un buen rato ahí, decidimos volver a casa, pero no sin antes beber de una de las diversas fuentes de las montañas situadas en la carretera.


Hice un par de amigos reptilianos durante el camino. Aunque parezcan el mismo, creedme, no lo eran. Lo sé porque vi al primero en el mismo sitio en el que estaba cuando lo encontré.



Para nuestra sorpresa, ya no hay fuente, aunque los caños de agua siguen ahí y el agua aún se puede beber.


En este fin de semana pasado tocó visitar un río más para un último baño: el Río Genal. Durante la puesta en marcha avisté a este curioso huésped que resultaba ser mi compañero de habitación. Lo dejé libre tras la captura.



Un largo recorrido en coche nos llevó por fin a dicho río. Cerca se sitúa un camping, en cuya entrada hay un buzón con un gracioso gato.



Y aquí tenéis el río. A mojarse los pies se ha dicho.



No, en serio. Había que mojarse los pies incluso antes de bañarse. No había mucho terreno seco por donde pasar, salvo unos puentes de roca que servían de presas, e incluso esos no eran muchos.



Hora del baño. La zona no era exactamente tranquila que digamos; había pececillos que mordían.


A Nacho no le gusta el agua fría, por razones que sólo él puede entender.



Y así terminan nuestras vacaciones de verano, por todo lo alto.


Bueno... Más bien, por todo lo bajo...



Hoy será el primer día de colegio de Nacho y la vuelta al trabajo de mi padre; yo empezaré mi nueva etapa de instituto en unos días, y Zenia seguirá con su empleo. En cuanto a vosotros, disfrutad lo que os quede de verano.


¡Eso es todo!