28 oct 2022

Labores y ordenadores

Para trabajar, hay que tener experiencia laboral. Para tener experiencia laboral, hay que trabajar. Dicen que esto es un círculo vicioso, y bien cierto que es, pero puede haber otras alternativas para poder trabajar.


Os adelanto que esto no va sólo de la vida laboral; hay mucho más que contar más allá de las labores. Pero empezaré por lo importante.


Durante mi vida, he pasado por campamentos y clases particulares de verano. Pero ¿por un curso donde se aprenden cosas relativamente nuevas en verano? Nunca, hasta ahora. Me he visto obligado a inscribirme en un pequeño módulo por la tarde de Operaciones de Grabación y Tratamiento de Datos y Documentos, lo que viene siendo algo de Administración y Empresa, dadas mis habilidades informáticas. Tras un papeleo significante, lo empecé incluso antes de terminar Bachillerato, lo cual no me pareció normal, ya que el inicio podría haber tenido lugar unos pocos días después perfectamente.


Al menos el Equipo Directivo y Educativo, y los compañeros de clase fueron simpáticos conmigo. Pasamos por una primera fase con una profesora distinta a la que nos tenía que instruir, ya que ésta no estaba disponible durante cierto período de tiempo. Aquí me tenéis con el grupo; la profesora estaba situada a mi lado.



Terminamos con ella con una cena de grupo. Se podría considerar como la Última Cena, ya que este restaurante se cerró días después.



Se fue la profesora para no volver. Ya nos enseñó todo lo que nos tenía que enseñar sobre el mundo laboral. Aquí empezaría la diversión con la profesora nueva; basta con vernos a mí y al compañero con el que más me he relacionado y al que le gustaba que lo considerase como mi segundo padre.



Lo llaman Don Massimo "el Conflictivo". Pero eso es sólo en situaciones tensas, y lo demostró; en el fondo, es un buen hombre. Un hombre en contacto con la paz interior (sesiones de meditación los viernes). E italiano. Doy gracias a los italianos por lo que han hecho por nosotros. Aprovechando sus habilidades artísticas, le pedí que me dibujase una de las cosas que más me gustan en la historia de este universo: dragones.


Primer intento. Este podría ser él.



Segundo intento. Este podría ser yo (si no fuera porque ya soy un gato), acorde a la dedicatoria "To my best son!!" ("¡¡A mi mejor hijo!!")



Cuatro meses pasaron como si nada. Pero el módulo aún no se había acabado, y yo tuve que empezar a hacer el Ciclo de Formación Profesional de Grado Superior en Administración de Sistemas Informáticos en Red. Además, faltaban las prácticas, y no todos tuvieron fácil conseguir entrar en sitios para realizarlas.


Al menos terminamos la parte teórica entera. Y con una Última Cena de verdad, con un "Amigo Invisible" de por medio debido a que no llegábamos a Navidad. Yo no quise participar en el juego, pero se negaron a dejarme con las manos vacías de todos modos. Conociéndome bien, me regalaron algo que yo no esperaba: un dragón de peluche. Su nombre es Knuffi; viene de "knuffig", que significa "de peluche" en alemán.


Ya lo dice la canción: "Deep in the forest, the dragons will be" ("Dentro del bosque hay más de un dragón").


Algunos de los compañeros no estuvieron presentes en la cena. Comparad estas fotos de grupo con las dos anteriores y sabréis quiénes faltan.



Mujeres. ¿Qué puedo decir de ellas? Nada. Prefiero relacionarme con ellas sin importar lo tímido que sea.


Y ahí fue donde nuestros caminos se separaron. Debido al problema con la puesta en marcha de las prácticas, éstas empezaron un poco más tarde. Incluso a mí me afectó, y eso que yo ya tenía un sitio fijado.

Antes de seguir hablando de ellas, procederé a hablar de otros asuntos importantes. Conducir un coche supone un sacrificio, y es mantenerlo. Este año ha sido el primero en el que paso yo mismo la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) del coche que conduzco, que ya tiene 20 años. Y eso significa algo para mí, ya que hacerlo es toda una aventura; la estación no está cerca de casa.

Mi padre quiso acompañarme para enseñarme lo que hay que hacer durante la revisión. Sin embargo, la ida y la vuelta no fueron como yo me esperaba; en lugar de sentarse a mi lado (algo que sí haría durante la revisión), él cogió su coche y me hizo "perseguirlo". No hubo contratiempos; todo salió bien.


Por supuesto, había que celebrarlo como mi padre y yo sabemos hacerlo: con tapas.


Una de las características que los dos tenemos en común es que somos melómanos y, por lo tanto, entendemos la buena música. El protagonista de la siguiente película también es así, y sólo habla cantando.

Hay veces en las que no me callo cuando debería hacerlo. La primera vez que vi el tráiler de esta película fue horas después de que yo dijera que este año está siendo el Año del Cocodrilo para mí, debido a la cantidad de cocodrilos ficticios que he ido viendo y conociendo durante dicho período de tiempo. Se trata de una adaptación cinematográfica de una serie de dos libros para niños, así que se la recomiendo a ellos, a los demás melómanos y a los amantes de los reptiles.

Espero que esta película sea la última que haya visto antes de que cierren el cine. Van a cambiarlo.


Otro asunto más del que hablar. Una excursión del martes.

Ya que estoy estudiando Informática, había que ver algo de eso fuera del instituto, y de la ciudad. Mis compañeros de ciclo y yo nos fuimos a Málaga a ver el superordenador de nombre Picasso, entre otras cosas, como este amanecer.


El centro donde se sitúa es parte de lo que podéis ver en esta foto de grupo pre-desayuno. El chico con melena que está a mi lado es mi primo Julián, a quien ya habéis visto algunos de vosotros hace varias entradas, que está un curso por delante de mí. No obstante, por muy adelantado que esté, el primo mayor sigo siendo yo; no os dejéis engañar por su apariencia.


Vista trasera del centro desde un parque cercano.


Después del desayuno, nos dirigimos a una empresa de ciberseguridad, Hispasec. Ahí nos enseñaron sobre, obviamente, ciberseguridad.


En esta empresa trabaja un exalumno del instituto. Podéis verlo delante de mí, de mis compañeros de ciclo y de la tutora de mi curso en esta foto de grupo post-desayuno.


Se acabó la excursión. Volvamos al tema de las prácticas del módulo.

Soy afortunado por tener a una familia que se asegura de que yo tenga el mejor futuro posible. Tuve la suerte de que se me hubiera encomendado una tarea que me permitiera conocer a la persona que se convertiría en mi jefa: la abogada de mi padre. Eso me abrió la puerta, literalmente, ya que no le importó abrir su gabinete por la tarde por mí para superar el módulo con creces. Es más, instantáneamente, me ha enseñado cosas que, según ella, se aprenden "durante dos semanas".

La amistad, eso que nos une. Gracias, jefa.


Y aquí acabó la cosa. En general, ha durado cinco meses. En el caso de algunos de mis compañeros, está durando más tiempo, ya que empezaron sus prácticas más tarde. Buena suerte, becarios restantes.

¡Eso es todo!